viernes, 16 de septiembre de 2011

LA EDUCACIÓN COMO PERFECCIÓN ADQUIRIDA.

Con su teoría hilemórfica soluciona Aristóteles la antimonia  cambio-permanencia planteada por la filosofía griega antecedente y que Platón pensó resolver con la creación de un mundo nuevo, el reino de las ideas fundamentado y modelo del mundo material. Aristóteles, más realista que su maestro, prefiere considerar ambas facetas unidas en la misma realidad, en todo objeto real. Con Eraclito admite la realidad de cambio, del movimiento como hecho innegable, pero con el filosofo de ELEA piensa que para que haya cambio se requiere la existencia de un soporte, de un elemento permanente,  constante, este recibirá el nombre de materia mientras que el elemento que hace cambiar a los seres se llamará forma, A su vez, la forma puede producir cambios que afecten directamente a las sustancia dando lugar a otro ser, y en este caso se trata de formar sustanciales. O puede suponer simplemente un aspecto de la misma sustancia, el cuyo caso se trata de formas accidentales. Éstas pueden modificar al ser a que se adhieren y aumentar o disminuir su perfección.
 

Aplicados a la educación estos principios filosóficos básicos, la educación resultar ser una forma impresa en el ser del hombre, que le modifica positivamente, perfeccionándole. Pero no se trata de una forma sustancial sino accidental. Cuando un hombre recibe la forma der ser educado no deja de ser hombre para convertirse en un sustancia distinta sino que resulta un hombre enriquecido con cualidades nuevas. La educación es una forma accidental añadida al sujeto, que modifica el modo directo, las capacidades específicas del hombre, entendimiento y voluntad.
Sólo atravez de estas y, por tanto, indirectamente, modifica el ser del hombre, de aquí que la educación sea ante todo, una perfección que afecta al sujeto humano a una doble vertiente, la intelectual cuyo resultado es la cultura, y la moral, que da lugar areté. Pero si bien la educación es una perfección no es un perfección innata sino que ha de ser adquirida por el sujeto como fruto de su propio esfuerzo. La educación tiene, en el filósofo de ESTAGUIRA, un carácter dinámico, procesual que hay que estar procurando constantemente. Proceso que se mantiene tenso atravez de actos continuados. << el que aprende---------escribe en la metafísica-------------- es uno que se está haciendo sabio>>.

ELEMENTOS DE LA EDUCACIÓN: Razón y habito.
Aristóteles reacciona ante el racionalismo ilustrado de los sofistas, recordando que el hombre no es sólo razón sino que, primordialmente es un ser de deseos e impulsos.
Hasta el punto de que las disposiciones inconscientes influyen en tal medida en sus decisiones y en su acción, que a veces dejan bien poco lugar a los elementos racionales. Una verdadera labor educativa no puede olvidar éste hecho de experiencia, pues caería en el grave riesgo de formar unilateralmente al sujeto. Para educar a éste ser de naturales que es el hombre, el preceptor de Alejandro Magno piensa que hay dos medios imprescindibles: adquisición de hábitos y ejercicio de la razón. Ahora bien, ¿Cuál de los dos elementos es el más importante? O, al menos, ¿Cuál deber ser el primero en la obra educativa? Así se pregunta en el libro IV de la Política <<Sí el hombre a der educado antes por la razón o por el hábito>>. Contesta sin ambigüedades. Respecto a la prioridad cronológica no cabe duda que debe dársela al hábito. Puesto que en los primero años de la vida infantil se manifiesta antes todo el coraje, la voluntad y el apetito. El uso de la inteligencia y de la razón aparecen más tarde. Respecto a su valoración, ambos elementos deben estar en armonía, pero la razón es superior,

LOS TEÓRICOS DE LA EDUCACIÓN.
Los hábitos tienen mucha importancia para la formación del hombre integral. Cuando los impulsos de la naturaleza se encauzan hacia el bien, antes del ejercicio consiente de la razón, está lograda la virtud. Al orientar adecuadamente, por el hábito, la espontaneidad del sujeto, se forma en él como una segunda naturaleza, la del hombre virtuoso, porque no todo hábito es virtuoso, sino sólo aquel que supone una ordenación, el sometimiento a la verdad y al bien . Aristóteles pone un ejemplo muy claro: enfadarse es muy fácil, pero <<hacerlo cuando conviene y en lo que conviene>>.
Otra condición necesaria para la virtud es el conocimiento, el ejercicio de la razón. El filósofo escribe en la Política que << la razón y la inteligencia son el fin de la naturaleza, de modo que ha ellas debe ordenarse la generación y la disciplina moral>>. Pero debemos considerar aquí dos facetas de la razón, en cuanto a su poder ético o prudencia, y en su capacidad teórica como medio de alcanzar la verdad. En el primer caso se trata de una sabiduría práctica destina a dirigir las acciones humanas.  Más que a captar la norma universal, se ordena a disponer el justo medio adecuado para lograr el fin.

Pero Aristóteles no deja de considerar la dimensión propiamente teórica de la educación, como camino para la verdadera sabiduría. Éste caminar requiere un proceso del que no se puede prescindir en el aprendizaje, se debe partir de la percepción sensorial, común con el animal; bien después el ejercicio de la memoria,  para conseguir la permanencia de la impresiones, el cual es, a su vez, común con los animales superiores; a continuación, la experiencia, como requisito obligado para el estudio, y, finalmente, la ciencia o conocimiento de lo general que partiendo de los primeros principios confirma sus conocimientos por medio de demostraciones.
La ciencia es el conocimiento que eleva al hombre, y que lo hace sabio. Ahora bien, para Aristóteles, lejos de todo escepticismo la ciencia puede ser transmitida, es objeto de enseñanza.
Sólo que para que esta enseñanza sea eficaz, el llamado a impartirla, debe ser quien la posee en máximo grado, es decir el sabio.

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